Sobre la influenza y el complot:
¿por qué se empeñan algunos en leer este u otro suceso como producto de una conspiración? (...) Imaginarse víctima de una conspiración (...) es “terrible, sí, pero también tranquilizador y, por qué no, cómodo […] Una teoría de la conspiración es retorcidamente consoladora, porque en ella cualquier forma de incertidumbre es sustituida por la mancha incuestionada de una lógica operativa de validez universal, una lógica sin cuarteaduras, perversa, pero que sirve también para librarnos de responsabilidades, individuales y colectivas.”
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